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Mitos y leyendas de Japón, de F. Hadland Davis, es una completa antología del corpus mitológico japonés, un amplio mundo poblado por infinidad de dioses, diosas, demonios, monstruos, héroes y heroínas que pueblan las páginas de este libro y que protagonizan cientos de historias que aún hoy en día siguen atrapando la imaginación de los lectores.
En todas las culturas el mar ha dado lugar a los más emotivos relatos. Para todos los que sienten fascinación por el universo marino, este libro recoge las más bellas historias de tradiciones y culturas clásicas y actuales. Los mitos de la tormenta y la calma.
Es una obra que compila 64 relatos, dos por cada entidad federativa (uno de su capital), en versiones hasta ahora inéditas. Incluye leyendas que son consideradas universales (como los milagros o apariciones de santos o vírgenes), nacionales, regionales o locales Muchas de ellas me las contaron en las ciudades o pueblos donde se dice que ocurren, mientras que otras fueron narradas por personas que han vivido en tales lugares o conocen a alguien originario de allá. Traté de recrear el lenguaje propio del narrador, aunque editadas para eliminar verborrea y muletillas. Unas cuantas, sin embargo, son versiones mías.
Este libro te enseñará cómo las culturas indígenas, afroamericanas y mestizas entienden y asumen la vida, la muerte y el más allá; temas inquietantes cuya explicación se teje a través de historias fantásticas y seres imaginarios. Podrás viajar de región en región de la mano de lloronas, hombres caimanes, duendes, patasolas, tortugas, tigres y conejos que te ayudarán a amar nuestro pasado y enriquecerán tu futuro.
Las ciudades esconden a cada vuelta de la esquina una anécdota, un secreto, un evento que el boca a boca popular transforma con el tiempo en mitos y leyendas.
Los trabajos aquí copilados recogen justamente aquello que el barrio, cada una de esas pequeñas patrias chicas, ha transformado en un hito que justifica ser contada de generación en generación.
Los trabajos aquí copilados recogen justamente aquello que el barrio, cada una de esas pequeñas patrias chicas, ha transformado en un hito que justifica ser contada de generación en generación.